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MI SANDALITAS NUEVAS

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  Qué alegría sentí cuando me compraron esas sandalias blancas –“Mis pies se ven tan bellos dentro de ellas”- me miro en el espejo, camino y cuando los más grandes están distraídos o no se encuentran en la casa, me pongo todos los trajes que encuentro en el escaparate, me pinto los ojos de sombra y rímel, las pestañas de abanico, la boca colorada y los cachetes carmín. ¡Me calzo mis sandalias nuevas, -me veo bella frente al espejo! “soy bella, muy bella, me parezco a una mujer grande”. Entonces un día se me ocurrió que podía llevar mis sandalias al colegio, “pero tiene que ser un día que nadie se dé cuenta, que nadie me vea salir” –pensé-.   Así pues, llegó el día, me vestí con el uniforme de colegio y me puse mis sandalias blancas. Cundo me disponía a salir, de repente se abrió la puerta. Era una de mis hermanas mayores, al verme me preguntó con una voz de intriga y una cara de casi regaño. - ¿para dónde vas con esas sandalias? inmediatamente le respondí -No voy para ninguna p

Estoy incorpórea

 Me detengo en la puerta de tu oráculo mi alma volátil ambiciona entrar busco tu sombra, te sigo me detengo justo frente de ti, no me ves estoy incorpórea te miro y aspiro tu aliento beso tu boca y te sostengo en mi respiración te duermes con mi olor en tu garganta y me evaporo antes del amanecer,  cuando vivo en tus sueños soy etérea. La enredadera Fr2m

ENAMORADA

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  Enamorada Enamorada de los pajaritos que cantan alegres por la mañana y de esos loritos que pasan, alborotados, escandalosos antes que llueva. De la lluvia que vuelve a colorear las hojas secas, del viento que alborota y enreda más mi pelo suelto. Enamorada de las briznas suspendidas en el aire de las pequeñas cosas, las comunes, como común es mi palabra. Enamorada de los recuerdos que van y vienen, de las ocurrencias y locuras de los locos de la risa, la tristeza el deseo que se apaga, del grito que se esconde en silencio forzado de un beso atrapado en la garganta de mi perversidad para amarte quiéreme loca y perversa.

MI AMIGA SECRETA

MI AMIGA SECRETA Hoy como todos los días he ido al río a bañarme, soy tan feliz aquí en este lugar donde puedo jugar todo el tiempo con mis hermanos, corremos por todo esto, comemos guayabitas de monte, merey o caujil, guama y tacamajaca con su aroma, nos tiramos al río de cabeza si vamos por la parte onda de la peña, si entramos por la parte bajita del río lo cruzamos y llegamos hasta el manantial, de allí corremos hasta llegar a la cochinera que tiene mi papá, más allá del manantial.   Mi papá es feliz aquí también, él tiene muchos animales aquí, en el corral de la casa tiene gallinas criollas, patos, pavos, gansos, también tiene dos galpones llenos de pollos que cría del otro lado de la casa.   De éste lado del río también tiene cochinos criollos; los de la cochinera son muy grandes, dicen que son de otro país.   Cuando llegan las vacaciones esto se llena de gente, aquí se matan animales para hacer grandes cantidades de comida, todos son familia y amigos de mi papá, aquí ellos s

LAS CATAPILAS Y LA VACAS

Yo vivo en ésta casa tan lejos del colegio, las casas que están más allá se llaman “las granjas”, pero aquí donde yo vivo, solamente hay unas gallinas ponedoras de huevos, otra que sirven para el sancocho. Aquí hay muchas matas de plátano, cambur, topocho, aguacate, guanábana, guayaba, ciruela, lechosa y mucho, pero muchos mangos; hay mango criollo, de trementina, manga, los criollitos y del durito de los que tienen muchas hilachas, amarillitos, rojitos, esos mangos si son sabrosos, maduros, pintones y verdes con sal, lo que gozo yo, comiendo mango verde con sal arriba de la mata, nada más se ve cuando caen las semillas al suelo, una alfombra de pepas y pepas por todos lados. A veces siembran yuca y maíz para las deliciosas cachapas que hace mi tía con leche, mantequilla, azúcar y una pisca de sal. Allá a lo lejos al final del terreno hay cochinos engordándolos para las hallacas y el pernil de diciembre.   Chacha, anda a buscar el bledo pá echarles a los cochinos, mandaba mi tía Petr

La Caracola

  Se encuentra perdido en un horizonte sin sol, con la mirada enceguecida   Llena de visiones   No me ves     –grita ella- soy tu heroína, tu diosa coronada (- ya sin reino y sin corona-)   ¡No la ve!,   no la reconoció   no entendió su espíritu y los colores que en su alma explotan   las danzas de luciérnaga en su estomago   LA CARACOLA el relámpago en sus entrañas   el sol en sus ojos, -que es él mismo-   y la luna que se refleja en la punta de su nariz   ella se calla y vuelve a contener su amor apretándolo en la boca atragantado en la garganta                                                                           se vuelve caracola                                                          Lejana                                                                 Fr2m               

LA JOROBA DE PAPÁ SOSA

Era una montaña enmarañada, había algunos limpios de grandes terrenos sembrados de maíz, plátano, yuca y frijoles, cuyos dueños eran quienes sembraban en él y escogieran el lugar para vivir, luego se fue formando sin forma de pueblo ni ciudad, con calles de tierra, rodeada de ranchos y unas que otras casitas muy distantes unas de otras.  El espacio, que mucho después sería la plaza Bolívar, era un terreno grande enmontado, de árboles gigantescos, que daba al patio de lo que fue la segunda escuela; la primera escuela estaba en frente de una redoma donde se inició la ciudad, pero la gente dice, y está escrito, que todas esas montañas pertenecían a un hato llamado Las Morochas, que empezaba desde Ulé hasta el Caño La O y más allá.  En el terreno, que sería más adelante la plaza Bolívar, nacieron muchas historias, alrededor de ese lugar donde las familias botaban y quemaban la basura, y que muchos escogieron para vivir, por ser el más cercano a la avenida principal, para salir del caserío